El agresor es un delincuente...
La violencia en el hogar se produce cuando alguien se cree con el poder de abusar de otro u otros, cuando ocasiona un daño físico, psicológico o económico a otro miembro de la familia.
Un interesante artículo del Presidente de la Sociedad Española de Psicología de la Violencia.
Lo que busca toda violencia es la anulación del otro. Y no necesariamente en términos físicos, sino también la anulación identitaria. Si partiéramos de la base ideal de que una relación entre dos personas es simétrica, la violencia siempre va encaminada a modificar ese equilibrio, a que a través de la fuerza se anule el porcentaje de influencia de la otra persona. En el caso de violencia hacia la mujer se da otro componente importante, que es el de la posesión y que va encaminado a dominar e imponer totalitariamente una serie de parámetros. ¿Por qué? Porque tradicionalmente el hombre ha sido educado en base a la idea de que la mujer, de alguna manera, le pertenece, es inferior o es algo que puede manejar. Los agresores usan ese presupuesto ideológico para justificar la violencia que ejercen.
El agresor, en principio, no es un enfermo pero sí es un delincuente, tal y como están establecidas las leyes.
«Los hijos son receptores de esa violencia aunque no reciban ninguna bofetada»
Los hijos son siempre receptores directos de la violencia aunque no hayan recibido una bofetada, ningún zarandeo, ni una mala respuesta.
De entrada, son espectadores de un clima de estrés, de tensión...
Eso les afecta porque no saben interpretarlo. Se contaminan los procesos de referencia que tiene el niño a la hora de construir su conducta o su propia personalidad. Diría que el efecto traumático puede ser más grave incluso cuando el padre trata con cariño a los hijos de manera clara y luego agrede de manera evidente a la madre.
La sintomatología psicológica en los niños, es similar a la de las madres: estrés postraumático, trastornos de ansiedad, desordenamiento de la conducta. En cuanto a la transmisión intergeneracional del maltrato, existe la posibilidad de que los niños masculinos repitan el patrón del agresor y las niñas el de la víctima, pero es un fenómeno que no se da siempre. Hay una serie de factores de riesgo, y haber sido expuesto a la violencia en la familia de origen es uno de ellos, pero no es determinante. Hay otros factores que son sociales, como cualquier código machista, una educación autoritaria.
Andrés Montero Gómez
Psicólogo
Presidente de la Sociedad Española de Psicología de la Violencia
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ResponderEliminarhttp://www.slideshare.net/carlosmeysh/seguridad-particulares
Gracias Carlos, compartido!
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