Ningún bebé humano nace violento. No existe un gen de la violencia: Los genes pueden influir en el comportamiento violento como influyen en todo lo que hacemos y lo que somos, pero no determinan que un individuo vaya a ser violento sin ninguna solución. La violencia es un mal adquirido. El victimario seguramente fue alguna vez víctima y lleva esa huella consigo. Ese daño sembrado en los primeros años, se cultiva y se desarrolla durante la infancia y comienzan a manifestarse en la adolescencia.
Según estudios psicológicos el carácter violento es de origen traumático y se mantiene como una contradicción persistente en el subconsciente.

La mujer maltratada intenta ver el mundo y a sí misma como el abusador los ve, con el fin poder prever posibles situaciones de conflicto y mantenerlo tranquilo con sus necesidades satisfechas.

Ella acepta las ideas políticas, sociales, o de género de él, considerando como enemigo a los que él considera los malos o inferiores.

Se convierte en crítica y enemiga de las otras mujeres, a las quedescalifica e invalida habiendo interiorizado el modelo de superioridad masculina.
Reconoce su culpabilidad por el maltrato, lo que le da una falsa sensación decontrol, intentando constantemente mejorar para que el maltrato termine.

Cuanto más grave sea el abuso más mecanismos de autoinculpación manejará la víctima.
Al sentirse inferior, su autoestima es muy baja, una combinación perfecta para pensar que merece todo lo que sucede.